Querétaro, Querétaro
Enero 28, 1988

1 - En México no tenemos un estado de derecho en plenitud, porque no se respetan debidamente todos los derechos humanos.
Lo que aquí tenemos es un estado de legalidad, es decir, un derecho positivo que en diversas formas atrepella derechos humanos y no reconoce la superioridad de los derechos naturales sobre la estructura político-estatal. Es legal porque es una ley que cumple con requisitos formales, pero le faltan los esenciales que son los derechos humanos.
El cambio político que Acción Nacional propone comienza por poner en orden esta relación entre la legislación positiva y los derechos humanos, sólo así tendremos un auténtico estado de derecho.
2 - La figura del constituyente permanente establecida en el Art. 135 de la propia Constitución, ha sido trastocada y envilecida por el actual sistema político presidencialista y de partido hegemónico, que le permite al presidente en turno introducir todas las reformas que a su gusto vengan.
Esta situación daña no sólo la seguridad jurídica necesaria en un estado democrático, sino que nos pone frente a la presencia de un legislador único y omnipotente que cada seis años nos insulta diciendo "La Constitución soy yo".
Creo que tenemos que hacer un esfuerzo muy grande para que la figura del constituyente permanente no sólo deje de ser una oficialía de partes del Poder Ejecutivo, sino por poner al constituyente permanente bajo el control de la sociedad civil.
Esto sólo se podrá lograr, si al Art. 135 de la Constitución le adicionamos el requisito de que ninguna reforma de la Carta Magna será violada si no pasa antes de su promulgación por un referéndum de ratificación.
En esta forma se acabará el absolutismo presidencialista, el pueblo será actor central en todo cambio de ley fundamental y se restaurará la seguridad jurídica y el respeto a la Constitución.
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