San Luis Potosí, San Luis Potosí
Febrero 3, 1988

Nos encontramos en un momento político de extrema gravedad. La nación mexicana ha llegado, una vez más, a una nueva cita con su destino histórico.
La lucha electoral de 1988 ha entrado en una fase decisiva, porque los términos de esta competencia se han definido.
Estos son los elementos de la actual confrontación, de la que el país, fatalmente saldrá transformado.
- El PRI-Gobierno no quiere competir leal y civilizadamente. No se conforma con el abuso que hace de los recursos públicos para promover a su candidato, sino que ahora recurre a reprimir e intimidar a la ciudadanía y a sabotear las campañas de los partidos de oposición.
- El PRI- Gobierno quiere unas elecciones de utilería. Quiere un proceso electoral de opereta, en donde no haya posibilidades de alternancia de diversos partidos en el ejercicio de la autoridad, pero que le sirvan como válvula de escape para liberar la irritación popular acumulada luego de 18 años de mal gobierno y desastre económico.
- Quiere el sistema neoporfirista que nos oprime, formado por tecnócratas, caciques sindicales monstruosos y oligarcas desalmados, que los partidos de oposición y los ciudadanos les sirvamos de comparsa en un juego electoral que les legitime y purifique ante los ojos del mundo.
Quieren todo eso para quedarse, ellos y sus descendientes, otros cincuenta años en el poder.
- En el otro terreno, está el binomio PAN-Pueblo, decidido a que este mal no dure 100 años.
- PAN-Pueblo no está jugando a las elecciones para que el neoporíirista se maquille de democrático y siga explotando tranquilamente al país.
- PAN-Pueblo no va a aceptar ser el orificio de emergencia por donde salga, sin rumbo ni provecho para la nación, la energía cívica que se ha acumulado contra el estatismo, el autoritarismo y la corrupción.
- PAN-Pueblo sabe que en 1988 llegó la hora y que juntos somos una nueva alternativa, viable y confiable, de gobierno para México.
La lucha electoral se ha definido. Las reglas del juego ahora las dicta la ciudadanía.
Los señores de la aristocracia priísta saben que no cuentan con nosotros para sus juegos y simulaciones.
Por eso nos amenazan, nos reprimen, nos calumnian y quieren impedir que nos comuniquemos. Los neoporfiristas saben que el juego con cartas marcadas no acabó, que PAN-Pueblo no es instancia para instruir en la servidumbre voluntaria a la población, sino instrumento de su liberación.
- No vamos a callar las injusticias.
- No observaremos impasibles sus arbitrariedades.
- No seremos mansos ante sus insolencias.
- No evadiremos nuestras responsabilidades frente a su corrupción.
- No toleraremos más sus fraudes.
- No obedeceremos a quien no tenga autoridad moral ni legitimidad electoral en el ejercicio del gobierno.
- En suma, no nos autodenigraremos más. Recuperaremos nuestra estatura ciudadana.
Pondremos en su debido orden y justicia la relación entre Pueblo y Gobierno, entre Sociedad y Estado.
Frente a los ciudadanos maduros, los neoporf instas se van a tener que quitar las máscaras y soltar los disfraces.
No tienen más que dos opciones:
O aceptan que este pueblo no puede seguir soportando el insulto diario de la subcultura de la soberbia y prepotencia y se reconcialian en la democracia con todos sus hermanos los mexicanos.
O van a endurecer el puño, la represión y el cinismo en el fraude, transformando al sistema político de autoritario y paternalista, en tiránico y despótico; y de presidencialista en satrapía.
Ellos deben reflexionar sobre su comportamiento, y lo que quieren para sus hijos. Nosotros ya optamos por el cambio en la democracia y la libertad, a partir de la afirmación de nuestra propia dignidad como personas.
En esta encrucijada tres tareas tenemos que realizar quienes formamos el binomio PAN-Pueblo.
1.- Resistir, sin cansancio, activamente y sin violencia, toda injusticia, toda prepotencia, toda arbitrariedad, cualquier represión y fraude electoral.
2.- Ser solidarios con las víctimas del abuso del poder.
3.- Trabajar, organizamos, con entusiasmo, y pasión por el cambio. Dejar a un lado las diferencias menores y particulares, para impulsar, todos unidos, el cambio democrático.
Potosinos:
Estamos en el umbral de una nueva etapa en la historia del país. Sus señales están a la vista.
Ustedes han puesto su sacrificio y esfuerzo, junto con otros compatriotas, para que las condiciones maduren en 1988.
¡No aflojen el paso! Sé que ustedes volverán a tener el canto de la victoria en el corazón y lo volcarán masivamente el próximo 6 de julio en las urnas.
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