agosto 03, 1989

Carta desde Francia

Manuel J. Clouhtier
El Universal
Agosto 3, 1989

Vine a Francia para dialogar con algunos dirigentes de diversos partídos políticos y gente importante que forma opinión en este país.

Lo hice con la sencillez de quien expresa un punto de vista diferente al del Gobierno. Comenté con los franceses lo mismo que expresé en Estados Unidos. No es cierto que México tenga sólo dos salidas, como el sistema ha hecho creer: más de lo mismo, corrupción y autoritarismo del PRI, o el caos. Existe una tercera opción que se llama democracia, en la que mi partido tiene mucho que decir, por tener 50 años luchando por construirla junto con el pueblo Mexicano.

  • Visité a Bernard Stasi, primer vicepresidente del partido CDS (Centre des Démocrates Sociaux). Que está unido a la Union Pour la Democratie Française que liderea Valery Giscard d'Estaing.
  • Me entrevisté con Jacques Dosciousko Marizet, secretario de Relaciones Internacionales del Partido Resemblement Pour la Republique.
  • Estuve con el senador Xavier de Villepin, de UDF (Union Pour la Democratie Française).
  • Hablé con Alfred Sieffert-Gillardin, director del Ministerio de Relaciones Exteriores para Norte-Centro y Sudamérica.
A todos les hice ver la importancia del triunfo del PAN en Baja California, la primera gubernatura en la historia que le pueblo de México logra que se respete. No una concesión graciosa de Salinas o un regalo del PRI, un triunfo del pueblo.

Pero además de estas entrevistas de tipo político, mi intención al venir a Francia en el bicentenario de la Revolución francesa (14 de julio), era convivir y descansar con mi familia, a la cual tenía bastante relegada después de tres años de intensa campaña política. Primero en Sinaloa como candidato a gobernador y después a la Presidencia de la República.

Nuestras vacaciones consisten en tomar un curso para aprender algo de Francés. Siempre he sostenido que la característica principal de la juventud es su capacidad de cambio y su deseo de aprender. Me jacto de ser joven aún, porque poseo las ganas de cambiar y mejorar.

Así las cosas nos inscribimos mi mujer y yo, acompañados de algunos de nuestros hijos en el Euro-centro de Idiomas de Ambaise, en la parte central de Francia. Esta ha sido una experiencia hermosa: volver a ser estudiante.

Entramos puntuales a las 8:30 de la mañana todos los días y salimos a las 12:30. En las tardes tenemos obligatoriamente dos horas más, los martes y jueves, pero por propia voluntad dedicamos algo de tiempo a escuchar casetes para mejorar nuestro entendimiento de este idioma. El inglés lo aprendí de chamaco y se me facilitó. No ha sido así con el francés. Será la edad o la falta de práctica en el estudio o que a veces divago en otro tipo de preocupaciones personales, el hecho es que hablar este idioma me está costando trabajo.

Pero no todo es difícil en este corto impasse de mi estancia. Hace tiempo que no convivía tanto con mi mujer e hijos, y tampoco tenía la preocupación de arreglar mi cama por las mañanas.

Pienso que este descanso me está sirviendo para reflexionar sobre los nuevos esfuerzos que tenemos que hacer para la democratización de México. Pronto habremos de regresar con nuevos bríos y con más energía que nunca. Nos habremos quitado algunas telarañas de la mente, habremos equilibrado mejor la vida dedicando algo de tiempo a la cultura y a la familia. No todo debe ser política o trabajo en cuestiones económicas. Debe existir un equilibrio para actuar inteligentemente.

Antes de tomas estas vacaciones saqué un desplegado nacional –lo hice el mismo día de las elecciones en Baja California– anunciando un ayuno voluntario para el 28 de agosto, cuando se inicie el periodo extraordinario de sesiones del Congreso de la Unión, que deberá votar las reformas constitucionales y de la ley que permitan elecciones justas en nuestro querido México. Por supuesto que también quería que sirviera como presión para que se respetaran los comicios en Baja California. ¿Cuánto sirvió? No lo sé. Pero la vistoria de Ernesto Ruffo puede y debe ser un parteaguas en la historia de México. Esta victoria no debe cegarnos porque las reformas a las leyes electorales seguirán siendo necesarias.

Yo por mi parte me sigo preparando anímica e intelectualmente para ir al ayuno. Creo –o al menos pienso– que todo está listo para que nuestro país empiece una nueva etapa histórica. Que hay la suficiente gente decidida para dar ese empujón y arriesgar algo de su comodidad y privilegios para el bien de todos. Pienso que el PAN sabrá estar a la altura y proveer el liderazgo (no caudillismo) que un pueblo heterogéneo com el nuestro requiere para conjntar voluntades en los momentos difíciles que habrán de venir.

Mientras tanto me he retirado a meditar un poco acerca de mi vida, a convivir algo más con mis hijos, a rogarle a Dios que me entiendan y no me juzguen con dureza, que me tengan caridad y que comprendan que uno de mis mayores defectos es haberles hecho sentir siempre mi fortaleza y dureza, pero que como humano tengo todos los defectos de un pecador estándar.

Otra de las cosas que estoy haciendo en estas "vacaciones", es convivir más con la juventud. Con los jóvenes de muchas partes del mundo. Aquí tengo compañeros de Noruega, Japón, Alemania, México, España, etcétera. Habemos además, uno que otro "joven" de espíritu, que al igual que yo quieren aprender y ser más, para poder dar más.

Al final de cuentas lo que vale es que cuando se comparte se crece. El conocimiento y el amor son buenos ejemplos de mi anterior aseveración. Cuando compartimos nuestro amor y los conocimientos, nada perdemos, cuando se comparte la riqueza o el alimento, ganamos más. El que da amor, el que enseña, sale ganando.

Vine pues a pensar y aprender: a descansar y convivir con la familia: a relajar el espíritu y a tomar fuezas para poder seguir en la brega. Pronto habré de regresar a mi querido México. No he claudicado, estoy descansando pero no he desistido.

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