El Universal
Agosto 21, 1989

¡Qué bien me ha hecho el llenar una vez más mis alforjas de sencillez y anhelos, búsqueda e ilusiones, estudio y compañerismo! ¡Ah, si pudiera vivir como estudiante toda la vida!
Ciertamente no fue mucho el francés que he aprendido. Además, creí que iba a tener mucho tiempo para escribir o hacer otras cosas. La verdad es que todos los momentos los tuve ocupados: haciendo la tarea de la escuela, visitando algún museo o castillo de rio Loira, caminando por la campiña o platicando con los emigrados de Francia provenientes de Laos, que vienen a cortar pepinillos cerca del lugar donde hemos vivido mi mujer, algunos de mis hijos y yo, mientras estudiamos la lengua de Victor Hugo y de Balzac. Si no aprendí más el idioma, aunque veo que mis hijos lo han hecho mejor que yo, deberá ser por la edad o por estar fuera de condición para la visa estudiantil, o quizá porque me hice el propósito de jerarquizar mis objetivos en este viaje:
- Convivir más, mucho más, con la familia.
- Descansar de los más de tres años que llevo de intenso ajetreo político.
- Purificar el espíritu para reanudar la lucha.
- Y al final estudiar francés (aunque la excusa para hacerlo era ésta).
Pero hoy concluye este hermosa etapa de mi vida. Pronto regresaré a reanudar lo empezado en el quehacer político y terminar de entregarle a mis hijos lo poco que queda de los negocios.
De Francias he aprendido bastante. Hay mucho que aprender.
Que la democracia es tan buena hasta para forzar a un presidente, que se autodenomina socialista, a tomar acciones francamente de economía de mercado. Mitterrand ha fomentado la libre empresa y ha desistido de sus políticas dogmáticas con las que inició su gobierno. Por eso ha sido el único presidente, desde la época De Gaulle, que ha sido reelecto.
La economía francesa se finca en una sólida agricultura que es bien retribuida. En el agro destinan pequeñas parcelas a la siembra de hortalizas para el autoconsumo. Lo mismo sucede con las gallinas y algunos animales menores, de los que se fomenta su crianza para el consumo del propio agricultor.
El modelo de explotación en el agro es agícola pecuario (agropecuario). Después de la cosecha de trigo, absolutamente toda la paja es empacada y guardada para utilizarla posteriormente como alimento de ganado. (En México se quema). La reforma agraria de nuesto país no propicia que al agricultor sea también ganadero, a es último le está vedado sembrar su tierra porque de la expropian. Además ya no hay gallinas o huevos en los ranchos, mucho menos verduras para el autoconsumo.
Sigo con lo pecuario, porque estoy maravillado con la alta explotación de especies menores en este país, La cría de pato, conejo, borrego, cabra y faisán es realmente asombrosa.
El aprovechamiento de toda clase de especies, mediante formas especiales de preparación: salchichas, quesos de puerco, patés, etc., son formas de aprovechar todo y de crear un mecado para el consumo.
Los franceses han sido muy hábiles para escoger algunos productos y dedicarse a explotarlos con suprema calidad y buena mercadotécnia: el champagne, los vinos de todas las regiones, los perfumes, la moda y sobre todo el turismo. Ellos han vendido con éxito turístico lo que a través de los siglos la misma historia de Francia ha dejado. Los museos de Louvre, Homme, Pompidou, la catedral de Notre Dame y la arquitectura gótica o renacentista de tantos edificios, los castillos de Loira.
En fin, los franceses tienen fabulosos ingresos por turismo hasta en sus playas, en donde nosotros los superamos infinitamente.
El pueblo francés es exigente, llega hasta la arrogancia en su exigencia. Siempre he dicho que entre más crítica en una sociedad más democrática y permeable al cambio se vuelve. Ellos no se conforman con que encarcelen a La Quina para imponer una Quinita, o que quiten a Jonguitud para imponer a la Gordillo. Cuando Mitterrand quiso esptablecer leyes educativas que marginaban a los padres de familia, éstos se reunieron por millones en Versalles y el presidente tuvo que dar marcha atrás. Tienen un presidente socialista pero un Congreso plural y un presidente municipal de París (Chirac) que es más bien centrista.
Por supuesto que también pudiera hacer algunas críticas de la vida y la economía de este país, pero eso se los dejo a los franceses, ellos mejor que nadie han sabido equilibrar el poder de los gobiernos y en esa forma han evitado el abuso del mismo.
¡Ahora vuelvo a mi México querido, más descansado, más preparado, más resuelto, más patriota que nunca! Vuelvo a mi compromiso de ver cómo evoluciona lo de Baja California. A observar y actuar en lo ocurrido en Michoacán, porque la democracias debe ser para todos y debe respetarse cualquiera que sea el ganador (siempre y cuando lo sea).
Vuelvo a aportar lo necesario para que las leyes electorales en México sean las mejores, que permitan la evolución padífica de nuestra patria hacia la democracia y el progreso. En suma, a promover leyes que fomenten y propicien que sean los mexicanos y no el presidente o la familia revolucionaris los que nombren a sus gobernantes.
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