Germán DehesaEl Charro Negro
Mural
Octubre 18, 1999

Sin ningún tinte partidista, a mí Manuel Clouthier "El Maquío" me caía muy bien. Admiré su fuerza, su tenacidad, su capacidad de convocatoria y su sagacidad para enfrentarse al dinosaurio. A la fecha, me cuesta trabajo aceptar su muerte y aceptar que ésta se dio de manera accidental (y si lo fue; fue un oportunísimo "accidente" para Carlos Salinas). En el libro autobiográfico Vicente Fox a Los Pinos (Ed. Océano), el autor habla de cómo fue Maquío quien lo convenció de dejar su muy cómoda y próspera posición, para dedicarse a la política (pronto averiguaremos si esto se lo tenemos que agradecer, o que reclamar a Clouthier). Todas estas consideraciones vienen al caso porque dilectos miembros del panismo jalisciense se aventaron como "El Borras" a patrocinar la publicación de una biografía de Clouthier. Como el proceso no resultó del todo claro, ahora reconocen que hubo errores, pero que no hubo dolo. No estoy tan cerca de la situación como para opinar con certeza sobre el abortado proyecto; lo que sí creo (y aquí me parece obligatorio insistir en que no tengo ningún vínculo con el PAN, salvo la amistad y el respeto que algunos panistas me dispensan y les dispenso) es que Maquío rebasa los límites partidistas y que constituye una figura cuya acción incidió de modo muy importante en el México moderno y que, por lo mismo, no estaría nada mal que su vida y su obra fuera conocida por todos los mexicanos. El Estado mexicano ha premiado y ha divulgado la muy maquillada vida de seres tan sospechosos, que no veo por qué no dar a conocer la trayectoria de un mexicano bueno y cabal como Manuel Clouthier.
A falta de chalecos y palmerasAhora la sociedad tapatía ya se obsesionó con el asunto de las becas otorgadas, al parecer, a seres inexistentes o difuntos (que es una elegante manera de la inexistencia). Acusaciones, señalamientos, respuestas, amenazas de demanda, personajes que no se retractan, mujeres en pie de guerra; de todo ha habido y, según suelen ir las cosas en Guadalajara, de todo habrá. El epicentro está situado en Tlaquepaque, pero las ondas se propagan por todo el estado. Si el asunto no se resuelve rápido, no me extrañaría nada que pronto tengamos en Guadalajara una marcha de protesta de todos los muertos becarios (y a ésos sí, ni modo que los maten).
íEs lunes! No trabajar en lunes es una de las más bellas tradiciones mexicanas (favor de leer los Sanlunes de Fidel de Guillermo Prieto). Como tantas otras festividades nacionales, ésta también se está perdiendo. Somos víctimas de Cornejo y del FMI. Desobedeciendo el mandato genético, ahora nos ha dado por trabajar en lunes. Sea por Dios. Hagámoslo con mesura y evitando la formación de una hernia. Consideren que la semana no ha calentado, ni la cruda ha terminado. Llévensela leve y reciban un abrazo compasivo y solidario de un jarocho-chilango que anda en las mismas. De veras que ya nada es como antes. íMéxico: al trabajo fecundo y creador! Nohaydiotra.
Cualquier correspondencia con esta columna que vacila entre el ocio y el negocio, favor de dirigirla a german_dehesa@mural.com.mx o a Mariano Otero 4047, C.P. 45070, Zapopan, Jalisco.
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