abril 17, 1989

Empresarios o cortesanos

Manuel J. Clouthier
El Universal
Abril 17, 1989

En estos últimos días me ha tocado leer en la prensa dos noticias que quiero vincular. Se trata de una serie de entrevistas efectuadas con el economista peruano, Hernando de Soto y con un artículo publicado en una revista semanal donde nos narran la forma en que algunos empresarios de Tijuana y Mexicali fueron acarreados en un jet de Pemex en forma por demás ignominiosa para que Salinas les leyere la cartilla respecto de la candidata designada por él para el gobierno de Baja California.

Lo primero que resalta en la entrevista con Hernando de Soto, es algo que me había dicho reiteradamente hace más o menos un año, cuando desayunábamos juntos aquí en el DF: que la ausencia de democracia es el dique al progreso en América Latina. Afirma De Soto que el exceso de trabajo y falta de entorno legal que facilite el desarrollo de las empresas han sido creados por un Estado que no se nutre de las necesidades del electorado ni tampoco es fiscalizado y controlado por los sufragantes.

Afirma el prestigiado economista y comunicador que los emigrantes mexicanos y peruanos y los que depositan su dinero en Miami son prueba de que se le huye al Estado latinoamericano debido a que las leyes no dan oportunidades a la gente. "Lo que deberíamos cambiar los latinoamericanos es lo arcaico de nuestros sistemas políticos". Prosigue: "no es que en América Latina haya fallado la democracia, sino que no la hemos tenido. Lo que nosotros tenemos en América Latina, y creo que en México no lo tienen, es el derecho a escoger libremente a distintos candidatos. En México se privilegia sobre todo a aquellos que vienen de un solo partido político. En Perú podemos elegir entre varios, pero ahí termina, ya que escogemos libremente al dictador que nos gobernará durante los próximos cinco años".

Hasta aquí por el momento, la afirmación de Hernando respecto de la carencia de democracia en Perú, su tierra, donde existe aún más que en México.

Pero veamos ahora la noticia de que les hablé que demuestra la falsedad en que incurre Salinas de Gortari y la forma en que insulta al empresariado de Baja California.

Dice el poeta: dos clases de hombres son de los que me tengo que cuidar. Los que pisan a los hombres y los que se dejan pisar.

Nos narra "Proceso" cómo un avión de Pemex aterrizó en Tijuana y cómo fueron convocados los empresarios más ricos de la región. Ellos no sabían para qué los fletaban pero dócilmente respondían al llamado del que no gobierna para México sino para su partido y sus acciones lo demuestran.

El grupo de acarreados de lujo, al igual que otro que de forma preliminar salió de Mexicali, fue transportado (ilegalmente en el avión de una paraestatal) ante la presencia de Salinas de Gortari y Colosio (éste, senador por Sonora, ¿habrá ignorado los pormenores de la organización de la "operación manitas" en Hermosillo?), quienes les hicieron ver que deberían apoyar a la candidata del PRI en Baja California.

A continuación el presidente del PRI (Colosio) los invitó a comer y los regresaron a su estado donde fueron llevados a un acto de apoyo a la candidata del PRI. De lo anterior se desprenden las siguientes consideraciones:

– Habría que presentar acusación penal contra el director de Pemex, quien pone a disposición del PRI los recursos de una paraestatal pésimamente administrada para apoyar de manera logística a un candidato oficial.

– Hernando de Soto dice que "el empresariado se va a sentir muy bien cuando el resultado de su riqueza esté ligado a su mayor inteligencia y capacidad de competir en el mercado, que en la capacidad de adular a un político. Agrega el economista, un empresario es una persona capaz de organizar su propia vida sin el paternalismo del Estado".

– La acción ilegal de Salinas de Gortari (ilegal porque utiliza los recursos del erario público para hace política partidista. Ilegal porque viola la dignidad de los seres humanos al amedrentarlos y acarrearlos como ganado fino), es una muestra clara que la reforma electoral puede terminar en una farsa.

– Que el sistema político está temblando de miedo ante las próximas elecciones en Baja California.

– Que los mexicanos tenemos que estar alertas para que no ocurra una regresión en la política nacional y se modifiquen las leyes realmente, para que la nación se democratice y podamos resolver nuestros problemas, no sólo políticos sino culturales, sociales y económicos.

Estoy de total acuerdo con mi amigo Hernando de Soto cuando afirma que no es que haya necesidad de desarrollarse para llegar a la democracia son que es ésta la que permite el desarrollo. Prueba de ello es que todos los países verdaderamente democráticos tiene altos niveles de desarrollo.

En la democracia, mis amigos, el Estado está estructurado para gobernar de acuerdo con la opinión pública. Que sus acciones sean un fiel reflejo de lo que la gente quiere. El Estado moderno es el lugar donde las decisiones son controladas de abajo hacia arriba. Cabría, pues, preguntarnos qué tan auténticos son los deseos de modernización de Salinas cuando viola las leyes para amedrentar a algunos temerosos empresarios bajacalifornianos.

Para romper este círculo vicioso que frena el desarrollo y el progreso de nuestra nación, no creo que vaya a ser el propio Gobierno el que dé los pasos en la búsqueda de la modernidad. Ya lo he dicho muchas veces, sería la primera vez en la historia de la humanidad que un sistema político degradado y corrupto fuera capaz de autocorregirse. Pero también debemos esperar que los grandes empresarios tengan repuestas congruentes y patriotas.

Ellos están demasiado preocupados por preservar sus bienes. Tendrá que ser la ciudadanía más responsable la que dé los pasos para enderezar las dos conductas erróneas de Salinas y de los empresarios grandes. Deberán ser los jóvenes y las amas de casa, los obreros, los campesinos, los pequeños y medianos productores, los intelectuales y los maestros, los que hartos del desbarajuste que padecemos pongan fin a esa malsana alianza oligárquica que pretende perpetuar el desorden institucionalizado que padece la nación.

Sómo me restan dos frases para concluir.

– Para Salinas, se puede ser grande pero con grandeza trágica si se pretende detener la historia. A México ya nadie lo detiene.

– Para los grandes empresarios, les recuerdo aquella frase de Churchill cuando Inglaterra se vio forzada a entrar a la guerra contra Alemania: "entre la ignominia y la guerra preferisteis la ignominia. Hoy tenéis la ignominia y tenéis la guerra".

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